Puede que ya tengas totalmente dominada la técnica correcta de cepillado (aunque si necesitas refrescarla, puedes echarle un vistazo a este artículo donde te enseñamos el paso a paso), pero si tu higiene se acaba con el cepillo, ¡aún te quedará mucho camino por recorrer hasta la excelencia dental!

¿Sabías que el espacio interdental ocupa el 40% de la superficie total de los dientes? Así que, si únicamente te cepillas, te estás dejando casi la mitad de la boca sin limpiar.

¿Cómo limpiar los espacios interdentales?

Dado que el cepillo por sí mismo no puede acceder al espacio entre diente y diente, necesitaremos una serie de herramientas que nos ayudarán a eliminar esos restos de comida rebeldes:

1. Hilo dental: No es nuevo para ti pero reconoces que tampoco es tu mejor amigo. De todas las opciones que te proponemos, puede que sea la que más destreza requiera, por lo tanto, si no te ves capaz de utilizar el hilo dental al menos una vez al día, prueba con algún otro método de los que te ofrecemos para que te resulte más cómodo.

Para aquellos portadores de ortodoncia que sí se animen a utilizarlo, disponen de un tipo de seda dental especial para ellos. Se denomina Superfloss y gracias al extremo rígido, encontrarán mucho más fácil introducirlo entre el arco de los brackets.

2. Cepillos interproximales o interdentales: Estos pequeños cepillos de cabezal cilíndrico y de diferentes colores (cada color está asociado a un grosor de cepillo), te ayudarán a eliminar los restos de placa que se quedan entre los dientes. Los hay clásicos, con cepillo de cerdas como los normales, o con cerdas de goma, pero cualquiera de ellos te servirá para llegar a las zonas más inaccesibles; más aún para aquellos que se estén sometiendo a un tratamiento de ortodoncia y tengan que limpiar además de la zona interproximal, los restos de comida que quedan entre los brackets.

3. Irrigador de agua o waterpick: Se trata de una de las soluciones más efectivas para complementar el cepillado. Consiste en una combinación de agua y aire a presión que es capaz de eliminar la placa interdental con suavidad además de estimular las encías, deshaciéndose de los restos de alimentos que quedan entre el diente y la encía.

Debido a su gran efectividad en la eliminación de placa, es altamente recomendado para pacientes con implantes dentales, ortodoncia o aquellos que posean enfermedades periodontales como la gingivitis o la periodontitis.

4. Irrigador de aire o Airfloss: El irrigador de aire utiliza una tecnología que se compone de aire y microburbujas de agua que es disparada a una velocidad de unos 70 km/h para eliminar cualquier resto de alimento que quede en los espacios interdentales. Es muy efectivo y más cómodo para aquellas personas que no llevan una relación continuada con el hilo dental. Además, el aire presurizado no daña la aparatología o material odontológico como la ortodoncia o las coronas sobre implantes, por lo que será muy eficaz (y de uso muy sencillo) para las personas que se sometan a este tipo de tratamientos.

Cobran especial importancia…

Si bien cualquiera de los métodos mencionados es necesario para tener una higiene bucodental completa y eficaz, cobrará especial importancia en aquellas personas que sean portadores de ortodoncia, en aquellas que se han realizado uno o varios implantes dentales y los que tengan un retenedor fijo (una barra de metal que se coloca tras la ortodoncia para mantener el mayor tiempo posible los resultados obtenidos con la ortodoncia). Este tipo de elementos favorecen el acúmulo de restos de comida entre los dientes, por eso será de vital importancia completar el cepillado con los métodos anteriormente descritos.

La lengua: la gran olvidada

La lengua; ese lugar húmedo y cálido de nuestra boca con miles de recovecos que hace que se convierta en el hogar ideal de 100 millones de bacterias. Ese lugar donde entra el azúcar y los carbohidratos alimentando a las hambrientas bacterias.

¿Cómo podríamos considerar que tenemos la boca limpia si no eliminamos todas esas bacterias alojadas en nuestra lengua? Para ello, necesitaremos lo que se conoce como raspador lingual.

Como su propio nombre indica, el raspador nos permite raspar la superficie de lengua desde el fondo al extremo para eliminar todas las bacterias que pueden provocar halitosis o la proliferación de caries.

Resumiendo: sólo alcanzaremos la excelencia en higiene dental si además del cepillado, dedicamos unos minutos al día a eliminar los restos de comida que se quedan en los espacios interdentales, para acabar finalmente raspando la lengua para deshacernos de sus múltiples bacterias.

 

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