Después de someterte a un tratamiento de ortodoncia de bastantes meses, con sus más y sus menos, por fin ha llegado el momento tan deseado de quitarte el aparato y das las gracias por no tener que volver a llevar nada en la boca.

Sin embargo, pasan los años y resulta que ese tratamiento de ortodoncia que tanto esfuerzo te supuso en su momento, no ha servido de nada porque los dientes se te han movido y cada día los ves más descolocados.

La memoria de los dientes

Resulta que los dientes tienen memoria, y por mucho que los movamos a la posición deseada, si no utilizamos algún sistema de retención que les ayude a mantenerse en la posición que queremos, acabarán volviendo a su situación inicial.

Eso no significa que corregir una maloclusión sea una pérdida de tiempo, ya que además de mejorar la estética de la sonrisa, someterse a un tratamiento de ortodoncia puede resolver problemas masticatorios, digestivos, posturales… derivados de una inadecuada oclusión entre los maxilares.

Entonces, ¿qué hacemos?

Sistemas de retención de los dientes

Ahora que ya has terminado tu tratamiento y tienes los dientes en la posición idónea, recurriremos a un sistema de retención que ayude a que éstos se mantengan así durante el mayor tiempo posible.

Porque sí, la retención es para toda la vida si realmente quieres mantener la sonrisa perfecta el resto de tus días. Sin embargo, te aseguramos que una vez que te acostumbres a la retención, ¡no podrás vivir sin ella!

Tipos de retención

En Vela-Lasagabaster utilizamos dos tipos de retenedores: uno fijo y otro removible (de quita y pon).

El retenedor fijo es un alambre trenzado de gran resistencia que se coloca de canino a canino en la cara interna de los dientes. Es cómodo para el que lo lleva y completamente invisible para el resto.

Gracias a él, tus dientes no se moverán, aunque tendrás que tener cuidado con determinados alimentos para que no se te suelte alguno de los puntos a los que está adherido o no se te acumule placa entre sus recovecos.

Los retenedores removibles, por su parte, son unas férulas transparentes de un material termoplástico que se colocan por las noches para asegurarnos que el resto de la boca (no sólo los dientes que sujeta el retenedor fijo) permanecen en su lugar.

Son especialmente importantes en los primeros meses desde el final del tratamiento de ortodoncia, ya que, durante esa etapa, los dientes tienen una mayor tendencia a moverse.

De esta manera, combinaremos la retención propia del retenedor fijo, con el “seguro” del retenedor removible colocado por las noches. Es la combinación perfecta para que los dientes permanezcan siempre en su lugar.

La higiene, clave en la retención

Del mismo modo que una buena higiene ayuda a que los dientes se muevan mejor durante el tratamiento de ortodoncia, la higiene, durante la retención, cobrará la misma importancia.

Un retenedor atascado por el sarro acumulado puede provocar que la retención fija se mueva o se deforme, transmitiendo esa deformación a los dientes. O un retenedor removible puede que no ajuste correctamente si tiene sarro acumulado.

¿Cómo realizar una correcta higiene de la retención?

En el caso de la retención fija, además del cepillado habitual, tendremos que ayudarnos de complementos que nos ayuden a limpiar los huecos entre el alambre de la retención y los dientes donde existen más probabilidades de acumularse comida. Para ello, podremos utilizar diferentes métodos:

  • Hilo dental Superfloss: Gracias a su punta más rígida y su superficie central esponjosa, podemos introducir el hilo dental entre el alambre y los dientes y limpiar los restos de comida que el cepillo no puede eliminar.
  • SoftPick: Estos cepillitos interproximales disponibles de diferentes grosores (en función del espacio que dispongan entre tus dientes), te permitirán llegar a los rincones más inaccesibles para eliminar cualquier resto de placa.
  • Irrigador de agua a presión: También llamado Waterpick, este complemento del cepillado expulsa un chorro de agua a presión, que, aplicado sobre la suciedad, la elimina con eficacia.
  • Irrigador de aire o airfloss: Actúa igual que el Waterpick pero expulsando aire con la suficiente presión como para eliminar el sarro acumulado entre los dientes y la retención.

En el caso de los retenedores removibles, tendremos que limpiarlos todas las mañanas al quitárnoslos con agua y un jabón neutro con un cepillo de dientes diferente del que utilizas para el cepillado. Siempre las guardaremos secas en su caja, para evitar el acúmulo de bacterias en entornos de humedad.

Además, siempre que vayas a la clínica a tus revisiones, lleva los retenedores removibles contigo para que los limpiemos más profundamente con una máquina de ultrasonidos.

Por último, durante la revisión nos aseguraremos de que todo sigue en su lugar para que puedas disfrutar de tu nueva sonrisa para siempre.

 

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