A partir de cierta edad, es común que los padres se preocupen por la evolución de los dientes de sus hijos. Tanto es así que es habitual que nos consulten sobre cuándo deberían acudir los niños por primera vez al ortodoncista.

Si bien en ocasiones la boca del niño puede que no necesite ningún tipo de actuación hasta que haya reemplazado toda la dentición temporal (los dientes de leche), existen determinadas problemáticas que conviene tratarlas de manera temprana para que el tratamiento sea más sencillo y breve.

Así, según la Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO), la edad recomendada con la que acudir por primera vez al ortodoncista son los 6 años. ¿Por qué? Porque a partir de los 6 y hasta los 11 años, las estructuras óseas del niño estarán en fase de desarrollo, de manera que, si es necesario actuar sobre ellas, serán más fácilmente moldeables.

De esta forma, el profesional podrá determinar si es necesario establecer las medidas necesarias para un correcto desarrollo de la boca, o simplemente realizar un seguimiento de la evolución del niño.

¿Cuáles son las causas que provocan la necesidad de la ortodoncia en niños?

Existen varias causas que pueden provocar que un niño tenga que llevar algún tipo de aparato funcional:

  • Causas de origen esquelético: se suelen deber a un crecimiento anormal de las estructuras óseas y pueden dar lugar a problemáticas como el paladar estrecho, la mordida cruzada o la maloclusión de clase III (la mandíbula es más grande que el maxilar, de manera que los dientes inferiores quedan por delante de los superiores).
  • Causas de origen genético: debido a que el componente hereditario estará presente durante toda la vida de la persona, suele tratarse de problemas que requieren de tratamientos bastante complejos y largos.
  • Causas de origen funcional: se deben a hábitos adquiridos durante la infancia, como la deglución atípica (empujar la lengua contra los dientes al tragar), la respiración por la boca, o chuparse el pulgar y el uso excesivo del chupete. Estos últimos son una de las causas que mayores problemas acarrean como veremos a continuación.

Consecuencias esquelético-dentales del hábito de chuparse el dedo

Se considera que hasta un 5% de los niños continúa chupándose el dedo o usando el chupete llegados a los 6 años, cuando el hábito debería detenerse a los dos años, debido a las consecuencias que puede conllevar:

  1. La arcada superior se desplaza hacia delante, y la inferior se desplaza hacia atrás.
  2. Provoca mordida abierta de manera que los incisivos superiores e inferiores no contactan.
  3. El pulgar contra el cielo de la boca deforma el paladar.
  4. El maxilar no se desarrolla adecuadamente debido a que el dedo ocupa el lugar que debería ocupar la lengua.
  5. Dificultades en el habla, ya que las consecuencias descritas influyen en la fonación y pronunciación de las palabras.

Además de los aquí descritos, existen más problemas derivados de las causas esqueléticas, genéticas o funcionales:

Problemáticas más comunes que es necesario corregir a edades tempranas

Cuando el niño o niña acuda por primera vez al ortodoncista, el profesional se encargará de realizarle un estudio de ortodoncia completo compuesto de fotografías y radiografías. Si el estudio concluyera la presencia de algún tipo de anomalía, será el momento de planificar un tratamiento de ortodopedia dentofacial o con aparatología interceptiva. Estas son las problemáticas más comunes en niños y adolescentes:

  • Mordida cruzada con desviación de la mandíbula: cuando esto ocurre la arcada superior e inferior no encajan correctamente, sino que la desviación de la mandíbula impide una correcta oclusión.
  • Apiñamiento severo: puede provocar determinados problemas de encías impidiendo la erupción de los dientes.
  • Clase III: el maxilar es más pequeño que la mandíbula, de manera que los dientes inferiores tapan a los superiores.
  • Clase II: existe un resalte excesivo entre el maxilar superior y la mandíbula inferior.

Las maloclusiones descritas podrán ser resueltas habitualmente con las siguientes correcciones:

  • Expansión de las estructuras óseas del maxilar en casos de arcadas comprimidas.
  • Estimulación o detención del crecimiento de la mandíbula cuando ésta es demasiado grande o pequeña.
  • Creación de espacios para corregir el apiñamiento severo, que ayude a la erupción de los dientes.

Para ello, haremos uso de aparatología funcional como los activadores, disyuntores, Quad Helix, Herbst…

Fase de la ortodoncia correctiva

Una vez que de los 6 a los 11 años hemos adaptado las estructuras óseas para que la oclusión sea correcta y el maxilar y la mandíbula tengan la posición y tamaño adecuados, es el momento de actuar sobre la alineación de los dientes.

Este tipo de ortodoncia se aplica a partir de que hayan salido todos los dientes permanentes y su objetivo es que la sonrisa sea armónica y completamente funcional. Para ello, haremos uso de las siguientes opciones a escoger por el paciente:

¿Qué pasa si no trato a mi hijo/a de manera precoz?

Pasada la etapa de crecimiento de un niño, cada vez será más complicado resolver determinadas problemáticas, principalmente las esqueléticas. De esta manera, en algunos casos conllevará realizar extracciones de dientes o supondrá tener que recurrir a tratamientos de ortodoncia más largos y complejos.

En los casos más severos, no quedará más remedio que recurrir a la cirugía ortognática para obtener los resultados esperados.

Es por ello que consideramos tan importante el tratamiento precoz y la prevención en edades tempranas.

Pide cita con nuestra odontopediatra y ortodoncistas si quieres asegurarte de que la boca de tu hijo o hija se desarrolla con total normalidad.

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